jueves, 5 de agosto de 2010

LA PAPISA JUANA - UN PAPA EMBARAZADO


Si alguno de ustedes pregunta a un sacerdote o religioso acerca de los hechos que voy a relatar, observará con sorpresa cómo el interlocutor adquiere un curioso tono rojizo y pregunta indignado quién les contó esa vergonzosa mentira anticatólica; seguramente algún ateo, judío, masón o enemigo de la Iglesia. El hecho es que la primera versión surgió de los escritos de un monje dominico, Jean de Mailly, Chronica Universalis Mettensis (1254) seguido de otro dominico, Martín de Opava,. fallecido en 1278 (Chronicon pontificum et imperatorum). Ya en esa época se daba por cierta, y siguió creyéndosela nada menos que hasta el siglo XVI. Casi cuatro siglos. Hasta historiadores católicos, como Platina, la admitieron, aunque con reservas, en la Historia de los Papas. (ver nota al pie) Luego fue cayendo en el descrédito y hoy nos hemos perdido una sabrosa anécdota escandalosa llena de color.
Con tantos años de vida la historia registró algunas variantes, pero en líneas generales, basándonos en los dos venerables monjes citados, dice así:

Nació Juana cerca de Maguncia, hoy ciudad de Alemania, en el año 822. Se dijo después que era hija de Gerberto, un monje predicador inglés, lo que en esa época no escandalizaba a nadie. Ahora tampoco, según van las cosas.

Entre tantas prédicas, y con el ejemplo del papá, la nena le tomó gusto a la ciencia, pero ¡ay!, en el siglo IX las mujeres no debían estudiar; era algo contra la naturaleza y la voluntad de Dios, así que Juanita se tuvo que vestir de hombre e ingresar a los monasterios para poder estudiar. Ejemplar. Pero (cuándo no) hay otra versión. Se dice que Juana, en su temprana adolescencia, se escapó con un joven monje y, para seguirlo, tuvo que disfrazarse de hombre y, de monasterio en monasterio, libro va, libro viene, se fue haciendo toda una intelectual.

Su amante la abandonó, pero ya le había picado el bichito del estudio y, con el nombre de Johannes Anglicus (Juan el inglés) la dama recorrió las principales universidades de Europa, visitó a la emperatriz Teodora en Constantinopla, estudió en Atenas, volvió a Alemania y se trasladó a la corte de Carlos el Calvo, rey de los Francos. Finalmente, a los 26 años se estableció en Roma como docente. Una carrera meteórica y una trotamundos insaciable.

Siempre vestida de hombre (un pecado horrible en esos tiempos) continuó mejorando su curriculum frecuentando a influyentes obispos y cardenales de la Curia. Parece que manejó bien las relaciones públicas porque consiguió ser presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria para los asuntos internacionales. En el 855 murió el papa y Juana, con 33 años, fue elegida como Benedicto III o Juan VIII (no hay coincidencia sobre esto entre los relatores).

Dos años gobernó Juana a la Iglesia, con general aceptación. Lamentablemente, también se dedicó a otras actividades no tan religiosas. Hay discrepancias acerca de quién fue el copartícipe, pero lo cierto es que, disimulado entre las opulentas vestiduras pontificales, algo iba creciendo en el interior de Juana. Con tanta sabiduría, nuestra papisa no supo calcular el tiempo de gestación, y el momento del parto la sorprendió en medio de una solemne procesión desde la basílica de San Pedro a San Juan de Letrán, en una calleja estrecha entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente. Si a ella la sorprendió podemos imaginarnos la estupefacción del público al ver al recién nacido en brazos del papa (nunca tan apropiado el título de papa).

Y ahí vuelven a dividirse las versiones. Hay quien dice que Juana falleció de parto, pero la versión más difundida es que en el acto fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua.

Pero aquí no termina la historia. Según varias fuentes, a partir del año 1000, y durante cinco siglos, se habría practicado una verificación del sexo de cada nuevo elegido al trono pontificio. Esta ceremonia se llevaba a cabo en el palacio de Letrán. Todos los nuevos papas eran invitados a sentarse sobre un trono de pórfido perforado bajo el cual se habría deslizado un diácono encargado de verificar la presencia de los atributos masculinos del candidato. Ante la prueba afirmativa, se pronunciaba la frase: testiculum habet et bene pendebant (“tiene testículos y cuelgan bien”) (con perdón). Este rito habría perdurado hasta la elección de León X, en 1513, La Iglesia niega, hoy día, que esta "verificación” tan poco digna se haya realizado. Sin embargo, numerosos testimonios dan crédito a esta situación.

La papisa llegó a ser un tema tan trascendente para la mentalidad medieval que en los alrededores del siglo XI fue incluida en el diseño del primer naipe que se dibujó en el mundo, el famosísimo Tarot. El naipe Tarot llamado de Marsella, que es el único diseñado auténticamente en el medioevo, incluye entre sus arcanos mayores el N° 2: la Papisa.

Otra costumbre que se mantuvo hasta la actualidad es que ninguna procesión ni recorrido papal transita por la calle profanada.

¿De dónde salió esta historia? Queda abierta la recepción de hipótesis. Personalmente, la atribuyo a la imaginación picaresca de los goliardos, movimiento de clérigos vagabundos y estudiantes pobres que proliferaron en Europa durante la Edad Media. La idea de Benedicto XVI alumbrando una criatura en una calle del Vaticano es tan ridícula que sólo se concibe como burla irreverente, y no como ataque a la Iglesia.
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Nota: Platina; Historia de los Papas (106)
“Papa Juan VIII: Juan, de origen inglés, era nacido en Mentz, y se dice que llegó al Papado por artes diabólicas, ya que, siendo mujer, se disfrazó de hombre y fue con su compañero -un hombre instruido- a Atenas, y realizó tales progresos en sabiduría bajo los doctores que allí había que, al llegar a Roma, encontró pocos que pudieran igualarla, y mucho menos sobrepasarla, incluso en el conocimiento de las Escrituras; por medio de su conocimiento, sus inteligentes lecturas y sus controversias, alcanzó tanto respeto y autoridad que, al acaecer la muerte de León (como dice Martin), de común acuerdo fue elegida Papa en su reemplazo. Yendo a la iglesia de Letrán, entre el Coliseo (llamado así por el Coloso de Nerón) y San Clemente, los dolores del parto la asaltaron, y murió en el lugar, tras haber permanecido dos años, un mes y cuatro días en el Pontificado, y fue enterrada allí sin pompa. Esta historia es conocida vulgarmente, aunque ha sido contada por autores inciertos y oscuros; por lo tanto, la he referido al desnudo y brevemente, para no parecer obstinado y pertinaz al admitir lo que generalmente se cuenta; prefiero equivocarme con el resto del mundo; aunque la verdad es que, lo que he contado, no puede considerarse enteramente increíble."
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¿Existió o no existió? Hasta al 31 de octubre.

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