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viernes, 30 de julio de 2010

El Diálogo Interior

¿Hablas contigo mismo? Cuando oimos hablar en voz alta a otras personas consigo mismas lo consideramos raro, pero te das cuenta que, sin ninguna excepcion, las personas hablamos con nostros mismos en silencio y esto no lo consideramos raro o extraño.

Si alguien te ofende, o te dice algo que no te gusta ¿que es lo que haces? Pones en marcha una escena al completo de ira en tu mente. Te ves a ti mismo hablando enfadado, le gritas a esa persona y le dices cosas que no son nada agradables. A veces hay personas que pasan horas con estos diálogos interiores negativos y destructivos.

Existe una conversacion interior continuada en el interior de cada uno y se desperdicia una cantidad importante de tiempo, energía y atención en incidentes sin ninguna importancia. Esta conversación empieza desde el momento que nos despertamos hasta que nos dormimos.

El dialogo interior continua mientas trabajamos, estudiamos, leemos, miramos la televisión, hablamos, andamos, comemos, etc. Estamos siempre juzgando a las personas, comentando lo que pasa, planeando, cotilleando y conversando mentalmente con la gente.

Estas conversaciones interiores conllevan un efecto de bola de nieve: cuando mas las tenemos mas nos encandenan y nos impiden ponerles fin, si también se evocan emociones, entonces se añade mas poder, energía y apego. Esto tiene un efecto adverso en el comportamiento, el discernimiento y el actitud en general.

En muchas ocasiones el dialogo interno es negativo y refuerza cualquier actitud o comportamiento negativo. Pocas personas creen en ellas mismas y en sus habilidades, para poder llevar diálogos interiores positivos. El proceso y el efecto de estas conversaciones interiores es similar al de las afirmaciones. El pensamiento constante sobre el mismo tema influencia el subconsciente que consecuentemente acepta estos pensamientos y palabras y actua basándose en ellos. Los diálogos interiores negativos conllevan resultados negativos y los diálogos interiores positivos conllevan resultados positivos.

Puedes utilizar este proceso para tu beneficio; es una actividad automática que funciona ya te des cuenta de ello o no, si aprendes a ser consciente de ella, tienes la habilidad para controlarla. Puedes convertirla en un dialogo positivo, si lo haces, te das cuenta de que tienes un gran poder en tus manos.

Intenta ser consciente de tus pensamientos, con calma observa lo que pasa por tu mente, incluso si solo puedes hacerlo durante unos momentos. El dialogo interior funciona incluso cuando estas físicamente haciendo otra cosa, y no es tan fácil separarse mentalmente de nuestros pensamientos y de las palabras que pasan por nuestra mente

Una y otra vez intenta mantener tu atención en lo que pasa dentro de tu cabeza y finalmente podras ser consciente de ese dialogo interior durante mas tiempo. El observar la mente y lo que pasa dentro de ella proporciona una distancia, la distancia da un mejor control de la mente y su parloteo.

Siempre que te observes llevando un conversacion trivial e inútil contigo mismo, detente, conviértelo en algo mas útil; cambia de tema y también de palabras, es como pasar un cassette, ¿por qué lo dejas sonar de fondo? ¿por qué no lo cambias por otro que te guste mas? Cambia las palabras de tu dialogo interior en palabras positivas sobre la buena salud, felicidad y exito

Hay algo mas que puedes hacer pero que require de concentracion y voluntad, puedes intentar parar esta conversacion interior completamente. Intenta ignoorarla y dale vacaciones a tu mente. Deja que la mente descanse un poco, la vida por descontado que continuara aunque se silencie este dialogo; aprovecha y disfruta de un descanso de esta incesante conversación de la mente cuando puedas.

El dialogo interior esta bien en ocasiones, pero la mayoria de las veces es un parloteo incesante e inutil que te distrae la atencion de lo que estas hacienda en cada momento, al ser consciente de ello y reemplazarlo con un pensamiento positivo o simplemente rechazandolo adquieres la habilidad para controlarlo.

© Copyright Remez Sasson

Remez Sasson imparte cursos y escribe sobre pensamiento positivo, visualizacion creativa, motivación, auto-perfeccionamiento, paz mental, desarrollo espiritual y meditación. Es autor de varios libros “Peace of Mind in Daily Life”, “Will Power and Self Discipline”, “Visualize and Achieve” and “Affirmations-Words of Power”

TRADUCCIÓN: MARGA

Fuente: http://www.SuccessConsciousness.com

jueves, 15 de julio de 2010

Oigo una Voz en mi Cabeza

¿Qué quiere usted decir exactamente con ‘observar al que piensa’?

Cuando alguien va al médico y dice: ‘Oigo una voz en mi cabeza’ probablemente lo remitirán a un psiquiatra.

El hecho es que, de forma muy similar, prácticamente todo el mundo oye una voz, o varias voces, en su cabeza, todo el tiempo: los procesos involuntarios de pensamiento que usted no se da cuenta que puede detener. Los monólogos o diálogos continuos.

Usted probablemente se ha cruzado en la calle con ‘locos’ que hablan o murmuran para sí mismos incesantemente. Bueno, esto no es muy diferente de lo que usted y otras personas ‘normales’ hacen, excepto por el hecho de que usted no lo hace en voz alta.

La voz comenta, especula, juzga, compara, se queja, acepta, rechaza, y así sucesivamente. La voz no es necesariamente relevante para la situación en la que usted se encuentra en ese momento; puede estar revisando el pasado reciente o lejano o ensayando o imaginando posibles situaciones futuras. En este caso, frecuentemente imagina resultados negativos o problemas; este proceso se llama ‘preocuparse’. A veces esta pista de sonido va acompañada por imágenes visuales o ‘películas mentales’.

Incluso si la voz es relevante para la situación del momento, la interpretará de acuerdo con el pasado. Esto se debe a que la voz pertenece a su mente condicionada, que es el resultado de toda su historia pasada así como del escenario mental de la cultura colectiva que usted heredó. Así, usted ve y juzga el presente con los ojos del pasado y obtiene una visión de él totalmente distorsionada. No es raro que esa voz sea el peor enemigo de la persona. Muchos viven con un torturador en la cabeza que continuamente los ataca y los castiga y les drena la energía vital. Esto causa sufrimiento e infelicidad así como enfermedad.

Lo bueno es que usted puede liberarse de su mente. Esa es la única liberación verdadera. Usted puede dar el primer paso ahora mismo. Empiece por oír la voz de su cabeza tan a menudo como pueda. Preste atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, esos viejos discos que han sonado en su cabeza quizá durante años. Eso es a lo que llamo ‘observar al que piensa’, que es otra forma de decir: escuche la voz de su cabeza, esté allí como si fuese un testigo.

Cuando usted escuche esta voz hágalo imparcialmente. Es decir, no juzgue. No juzgue o condene lo que oye, porque hacerlo significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta trasera. Pronto empezará a darse cuenta de esto: está la voz y estoy yo escuchándola, observándola. Esta comprensión del Yo soy, esta sensación de su propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.

Así pues, cuando usted escucha un pensamiento, usted es consciente no sólo del pensamiento, sino de usted mismo como testigo de él. Ha aparecido una nueva dimensión de conciencia. Mientras oye al pensamiento usted siente una presencia consciente ¬-su ser más profundo-¬ más allá o debajo del pensamiento, como quien dice. El pensamiento entonces pierde su poder sobre usted y rápidamente se calma porque usted ya no le da energía a la mente por medio de la identificación con ella. Este es el comienzo del fin del pensamiento involuntario y compulsivo.

Cuando un pensamiento pierde fuerza, usted experimenta una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de ‘no mente’. Al principio las brechas serán cortas, unos segundos tal vez, pero gradualmente se harán más largas. Cuando ocurren esas rupturas usted experimenta cierta quietud y paz dentro de usted. Es el comienzo de su estado natural de percepción de la unidad con el Ser, que generalmente está oscurecida por la mente. Con la práctica, la sensación de quietud y paz se hará más profunda. De hecho, esta profundidad no tiene fin. También sentirá una sutil emanación de gozo que surge de lo profundo de su interior: el gozo de Ser.

No se trata de un estado de trance, en absoluto. Aquí no hay pérdida de conciencia, es todo lo contrario. Si el precio de la paz fuera una disminución de su conciencia y el precio de la quietud una falta de vitalidad y estado de alerta, no valdría la pena tenerlas. En este estado de unión interior, usted está mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación con la mente. Usted está completamente presente. También aumenta la frecuencia de vibraciones del campo de energía que da vida al cuerpo físico.

Según profundiza en este reino de la no-mente, como es llamado a veces en Oriente, usted crea un estado de conciencia pura. En ese estado usted siente su propia presencia con tal intensidad y gozo, que todo el pensamiento, todas las emociones, su cuerpo físico, así como el mundo exterior, se vuelven relativamente in¬significantes en comparación con ello. Y sin embargo no es un estado egoísta sino un estado sin ego. Lo lleva a usted más allá de lo que antes consideraba ‘su propio ser’. Esta presencia es esencialmente usted y al mismo tiempo inconcebiblemente mayor que usted. Lo que trato de expresar aquí puede sonar paradójico o incluso contradictorio, pero no puedo expresarlo de otra manera.

En lugar de ‘observar al que piensa’ usted puede crear también una brecha en la corriente de la mente simplemente dirigiendo el foco de su atención hacia el Ahora. Vuélvase intensamente consciente del momento presente. Esto es algo profundamente satisfactorio. De esa forma usted aparta la conciencia de la actividad de su mente y crea una brecha de no-mente en la que usted está muy alerta y consciente, pero no pensando. Esa es la esencia de la meditación.

En su vida diaria, usted puede practicar esto tomando una actividad rutinaria que normalmente es sólo un medio para un fin y préstele su más completa atención, de modo que se convierta en un fin en sí misma. Por ejemplo, cada vez que usted suba y baje las escaleras en su casa o en su lugar de trabajo, ponga mucha atención a cada paso, a cada movimiento, incluso a su respiración. Esté totalmente presente. O cuando se lave las manos, preste atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con la actividad: el sonido y tacto del agua, el movimiento de sus manos, el aroma del jabón y así sucesivamente. O cuando suba a su au¬tomóvil, después de cerrar la puerta haga una pausa de unos segundos y observe al flujo de su respiración. Hágase consciente de una sensación de presencia silenciosa pero poderosa, Hay cierto criterio por el que puede medir su éxito en esta práctica: el grado de paz que siente interiormente.

Así pues el único paso vital en su camino hacia la iluminación es este: aprenda a dejar de identificarse con su mente. Cada vez que usted crea una brecha en el fluir de la mente, la luz de su conciencia se vuelve más fuerte.

Un día puede que se sorprenda a sí mismo sonriendo a la voz de su cabeza, como sonreiría ante las travesuras de un niño. Esto significa que ya no se toma tan en serio el contenido de su mente, puesto que el sentido de usted mismo no depende de él.

CREDENCIALES: Extracto del libro El Podel del Ahora, pag. 7 de Eckhart Tolle

http://medicinacuantica.net/?p=2185

viernes, 9 de julio de 2010

Autorrealización: El Ser Humano No es una Tabula Rasa

Publicamos hoy un artículo firmado por Jose Antonio Delgado González, en relación al proceso de autorrealización del ser humano, término acuñado por Abraham Maslow, que amplía la teoría del “Si Mismo” de Jung. Con el término Autorrealización se entiende la realización de la totalidad del ser humano. Eso que todos buscamos día a día en nuestro transcurrir por la vida. Jose Antonio es autor del libro “El Retorno al Paraíso Perdido. La renovación de una cultura”, publicado en el año 2004 por la Ed. Sotabur y de la novela “Encuentros en la oscuridad” con la Ed. Nuevosescritores. Su último libro es una novela histórica titulada “El Cristo Interior”. Parece que es fiel seguidor de Carl Jung y nosotros también. El esfuerzo aquí es aportar luz al “Si Mismo”, el capitán del barco para que vaya navegando siguiendo unos objetivos claros, coherentes, equilibrados que le permitan llegar a su fin último: ¿tierra firme? Ahí estamos todos! Os dejo con la exposición de Jose Antonio.

“En la entrada de hoy voy a publicar un comentario de texto que realicé para la asignatura de Historia de la Psicología, durante el Grado de Psicología. Para su completa comprensión, recomiendo la lectura del texto de A. Maslow Conductas encaminadas hacia la autorrealización.

Como el lector podrá comprobar, a lo largo del texto voy mostrando algunos puntos clave en los que tanto Carl Gustav Jung, Abraham Maslow como Asagglioli coinciden.

Contexto: A tenor de las cuestiones sobre el significado de la autorrealización, con las que da comienzo, así como la descripción de ocho maneras de autorrealizarse, el texto pertenece, con toda seguridad, a un autor de la corriente humanista o “tercera fuerza”. Dado que el tema que se desarrolla en el texto es el de la autorrealización personal, como algo fundamental para alcanzar una vida plena, se trata de un psicólogo humanista de mediados del siglo XX. Aunque la psicología humanista no despegó hasta finales de los años cincuenta del siglo XX, podemos rastrear el interés por la realización personal del individuo en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, siendo sus fundadores principales Carl Rogers (1902-1987) y Abraham Maslow (1908-1970). Ahora bien, si nos fijamos en el término autorrealización, que utiliza el autor, así como la descripción que de él hace podemos suponer que el texto pertenece a Abraham Maslow.

Resumen: Como se ha mencionado anteriormente, el texto trata de la autorrealización, cuestionándose qué es y qué significa concretamente que una persona se autorrealice. Después, el autor va explicando ocho modos aconsejables a través de los cuales el hombre se autorrealiza. El autor entiende por autorrealización el despliegue efectivo de las potencialidades inmanentes, en la totalidad psíquica del individuo, a la que llama sí mismo (self). Ese despliegue es entendido como un proceso continuo y dinámico de crecimiento, en el que se experimenta la vida plena de sentido y de contenido, más allá de las poses sociales y de las estructuras de autodefensa que el individuo se erige para enfrentarse al medio (de modo similar a como se describe al protagonista del libro El caballero de la armadura oxidada (Fisher, 2000)). Por lo tanto, para el autor, el ser humano no es una tabula rasa, en la que se puede escribir casi cualquier cosa, como propone la psicología conductista, sino una suerte de estructura “cartilaginosa”, a semejanza de la estructura ósea de un recién nacido, que es precisamente su sí mismo. Y la autorrealización sería, pues, la actualización del sí mismo, un proceso a través del cual el individuo descubre quién es él realmente y qué está llamado a hacer en la vida. Ese sí mismo se manifiesta, por ejemplo, en lo que el autor denomina “voces del impulso”, una suerte de voz interior, de la que la gente no se percata porque está desconectada de sí mismo y, por el contrario, lo que escucha son las voces introyectadas de las figuras paternas, de las normas del sistema en el que vive, de la autoridad o de la tradición. También menciona el autor las experiencias cumbre como momentos álgidos y transitorios de autorrealización, y las compara con las “experiencias místicas”.

Ampliación del significado: Aunque en el texto no se menciona, el autor describe un concepto que acuñó Abraham Maslow, para referirse a la realización de la totalidad del individuo. Maslow comenzó como psicólogo experimental, estudiando el conductismo, pero con el tiempo se distanció del mismo interesándose por la creatividad en el arte y en las ciencias. Su concepto de autorrealización va ganando en importancia, hasta el punto de que lo contrapone al de adaptación. Su estudio de las personas creativas y talentosas le llevó a considerar que, los talentos, no se trataban de aptitudes excepcionales, sino que toda persona posee ciertos talentos latentes y que es, a través del despliegue de sus potenciales, que esos talentos acaban manifestándose. Maslow, como el resto de psicólogos humanistas, creía, al igual que los filósofos de la Grecia clásica, que los valores que han de guiar la acción del hombre debían hallarse en el interior de la naturaleza humana.

De modo que rechazaban la perspectiva de los conductistas, quienes consideraban al ser humano como si de un objeto se tratara, carente de conciencia, de libre albedrío y de subjetividad. Para Maslow, como para Rogers, los conductistas estaban desorientados, al aplicar un modo de conocimiento perfectamente válido, el apodado por Rogers como objetivo, a la totalidad del ser humano, pero con él sólo podían conocer una parte del hombre. Por consiguiente, Maslow, con su autorrealización, no pretende descalificar, ni desacreditar al conductismo, así como tampoco al psicoanálisis, considerados ambos, la “primera fuerza” y la “segunda fuerza” de la psicología, respectivamente, sino, antes bien, englobar y trascender sendas psicologías. En este sentido, el autor estableció una serie de necesidades básicas que el ser humano debe satisfacer, en lo que se ha denominado la pirámide de jerarquía de necesidades de Maslow. La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas, en cuya cima se encuentra la autorrealización, ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. En esa jerarquía de necesidades encontramos los diferentes objetos de estudio de las distintas psicologías o “fuerzas”. Dado que la autorrealización se encuentra en la cumbre de la pirámide, en cierto modo, englobaría a las demás, como la psicología humanista englobaría al conductismo y al psicoanálisis. Sin embargo, la idea de la autorrealización, pese a ser un concepto acuñado y extendido por Maslow en Estados Unidos, tenía sus precursores u homólogos en Suiza y en Italia. Carl Gustav Jung, el príncipe heredero del psicoanálisis, un psiquiatra suizo de renombre y, por un tiempo, discípulo predilecto de Freud, acuñó el término proceso de individuación para referirse a la más completa realización del individuo. Y, como afirmó en varias de sus obras, Jung entiende por Individuación la realización del Sí-Mismo (Self o Atman) (Delgado, 2004).

Pese a las fundamentales diferencias entre los planteamientos de Jung y Maslow, ambos autores entienden que el ser humano no es una tabula rasa, a la que amoldar o programar según el deseo de los gobernantes, de los empresarios o de la sociedad, sino, por el contrario, que el hombre posee una naturaleza humana que debe ser desplegada en el transcurso de su vida individual. De modo semejante, Assaglioli, en su modelo terapéutico denominado Psicosíntesis, compartía con Jung y con Maslow la misma idea de la naturaleza humana (Feixas, 1993).

Discusión: Si bien, el tema tratado en el texto, tuvo una repercusión importante en el ámbito clínico, en la psicología experimental y académica no tuvo apenas calado. Las ideas sostenidas por el autor, compartidas por la corriente humanista, representan una reacción frente, por un lado, al reduccionismo imperante en el ámbito de la psicología y, por otro, a una apatía y un descontento en la sociedad, derivadas de la idea de la adaptación como motor principal del hombre, despojando al individuo de la conciencia, la libertad y el mundo subjetivo. Así, las personas que se adaptan a las demandas de la sociedad, según los humanistas, se alejan de las verdaderas necesidades que brotan del interior de su naturaleza humana.

De esta suerte, hablaban de una “neurosis de la normalidad”, cuya causa había que buscarla en la desconexión del individuo de su propio interior. De ese modo, los psicólogos humanistas propusieron a la marchita civilización occidental unos nuevos valores de crecimiento y autenticidad, haciendo especial hincapié en la expresión y el cuidado de los sentimientos y en la apertura al cambio. Como afirma Leahey (2005), las ideas defendidas por el humanismo no son nuevas en la civilización occidental, puesto que ya han sido formuladas por los escritores románticos, los místicos cristianos, los cínicos, los escépticos o las distintas tradiciones esotéricas, místicas o gnósticas (hermetismo, alquimia, misticismo cristiano, sufismo, etc.). Por ese motivo, resulta sorprendente la conclusión a la que llega Leahey, al mencionar la atrocidad del 11 de septiembre del 2001, según la cual las preocupaciones de los psicólogos humanistas no eran importantes, equiparándolos con el movimiento hippie de los años sesenta. Si bien, ambos, humanistas y hippies, manifestaban el nuevo zeitgeist, los psicólogos humanistas, a diferencia de los hippies, realizan los primeros estudios fenomenológicos serios, junto con los trabajos de Jung y Assaglioli, que ponen en evidencia el malestar que asedia a la civilización occidental, y que el hombre moderno no puede sino constatar a diario.

La grave crisis económico-financiera que asola al planeta, la destrucción de los ecosistemas, la contaminación atmosférica, el materialismo atroz, junto a una carencia de valores espirituales son, en mi opinión, la herencia de aquello contra lo que los psicólogos humanistas luchaban (Delgado, 2004). Quizás, por ese motivo, las ideas presentadas en el texto hayan adquirido mayor relevancia en nuestra época, a través de la expansión de la Psicología Analítica y de otros métodos psicoterapéuticos, centrados en la realización de la totalidad del individuo, como es el caso de la Psicología Transpersonal o “cuarta fuerza” (Grof, 1988), así como de la Psicología Integral, fundada por el filósofo Ken Wilber (Wilber, 2005).

Bibliografía

-Delgado González, J.A. (2004) El retorno al Paraíso Perdido. La renovación de una cultura. Soria: Sotabur.

- Feixas, G.; Miró, M.T. (1993). Aproximaciones a la psicoterapia. Barcelona: Paidós. - Ferrándiz Lloret, A.; Lafuente Niño, E.; Loredo Narciandi, J.C. (2001) Lecturas de Historia de la Psicología. Madrid: UNED.

-Fisher, R. (2000) El Caballero de la Armadura Oxidada. Madrid: Obelisco.

- Grof S. (1988). Psicología transpersonal: nacimiento, muerte y transcendencia en psicoterapia. Barcelona: Kairós. - Jung, C.G. (2002). Los Arquetipos y lo Inconsciente Colectivo. Obras completas. Volumen 9/I. Madrid: Trotta. - Leahey, T. H (2005) Historia de la Psicología. Madrid: Pearson Prentice Hall. - Wilber, K. (2005). El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós.

FUENTE: http://psicologiaespiritualidad.blogspot.com/2010/07/la-autorrealizacion-en-abraham-maslow.html

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