domingo, 17 de febrero de 2013

De a poco, los chamanes llegan a la ciudad

Cada vez con más frecuencia se realizan en Rosario las ceremonias con plantas como la ayahuasca para “curar el cuerpo”. Un sanador guaraní atiende entre 50 y 60 pacientes en cada visita a la ciudad

La medicina indígena y las terapias alternativas ganan terreno en Rosario.


Virginia Giacosa

Los chamanes llegan a la ciudad. Cada vez son más frecuentes en Rosario y localidades vecinas las ceremonias ancestrales con plantas psicoactivas como la ayahuasca utilizadas para "sanar el cuerpo". Pero no sólo las plantas y hierbas mágicas están al alcance de la mano de muchos habitantes. Los cantos de poder, caminar por la arena o el pasto, bailar bajo la Luna y ensayar un sapucay en la orilla del Paraná, son algunas de las recetas que  Basilio Soria, sanador tupí guaraní, aporta a sus casi 60 pacientes rosarinos en sus visitas mensuales a la ciudad.  

En diciembre pasado se realizaron las terceras jornadas sobre chamanismo y ampliación de conciencia organizadas por la Fundación Mesa Verde. Junto a otros chamanes, Basilio Soria participó del evento para revelar aquellos aprendizajes que, como sus colegas, tomó ni más ni menos que de sus antepasados para sanar el cuerpo y el espíritu.

"Es como ir a estudiar a la universidad. Yo estudié para ser médico aborígen, aprendí de mis abuelos, de mi papá", resume Soria en contacto con Rosario3.com acerca de la práctica que ejerce. Bajo, morocho y con unos bigotes tan grandes como simpáticos este hombre de camisa blanca, chaleco marrón y collar de semillas no parece a simple vista un chamán. Sin embargo, su nombre de guerra "Aguarapire Seacandiru" (en guaraní) resume ese mote, ya que significa:  “gran pájaro mitológico con poder espiritual y de sanación".

Si bien el chamanismo hace pensar en las culturas de México y Perú, Argentina también tiene una gran tradición en el tema. "Son muchos los grupos étnicos de acá, aunque muchos fueron exterminados. Lo que nos queda de ellos es la medicina tradicional indígena y ese poder de linaje se sigue trasmitiendo de generación en generación", explica Diego Viegas, antropólogo y miembro de Mesa Verde.

Es así, que el chamanismo casi siempre es hereditario, de linaje de sangre y si hay buena predisposición de tíos y abuelos se puede repetir para seguir circulando. Pero también tiene mucho de auto-aprendizaje y sobre todo de poner el cuerpo para recibir esa formación. "La misma naturaleza me va diciendo. En la energía, en el contacto, aprendimos a conocer todo lo que sabemos. Pero no basta lo que tenemos, vamos a seguir estudiando, hay muchas cosas que resolver todavía", completa el ypayé (chamán en guaraní) Soria.

Mientras la medicina occidental va a la manifestación del síntoma y actúa cuando la persona ya está enferma, las medicinas tradicionales de los pueblos originarios ponen su foco de atención en el origen. "La primera trata de cortar con el cuchillo, la segunda se centra en el aspecto espiritual que para la medicina ocidental con su filosofía materialista no existe", explica Viegas. 

Para el chamán, la enfermedad comienza siempre a partir del cuerpo espiritual y energético y si eso no es tratado avanza asobre el cuerpo físico con lo cual se termina por declarar la enfermedad. "El sanador trata de ir hacia lo profundo de la causa, y la causa no es física. Para la psicología esas trabas son propias de la neurosis, para los chamanes son propias de los epíritus", sostiene el antropólogo. 

Hace varios años que Soria viene a Rosario para participar de jornadas de estudio y formación (como las que se llevaron a cabo en diciembre pasado) pero también a atender a sus propios pacientes. Todos los meses recibe entre 50 y 60 personas que llegan con todo tipo de dolencias, pero sobre todo, sufren de ataques de pánico, angustia y depresión.

Caminar por la madre tierra, la arena o el pasto puede ser parte de la cura. "La arena es sanadora, es terapéutica. Cantar un sapucay a orillas del Paraná puede servir tanto para mejorar la arritmia cardíaca como para desbloquear el plexo solar, sanar a los que sufren bloqueos del amor y pánico, que antes lo llamábamos susto", explica sin vueltas el sanador y abunda: "El canto también sana. Es como un vientito, como una energía, que trae un cambio de pensar que hace aliviar todos los pensamientos. Cuando uno recibe ese vientito, ya no piensa porqué antes estaba mal".

Pese a que ya suma una larga lista de pacientes, Soria cuenta que algunos llegan con desconfianza al primer encuentro y confiesa que son esos los que terminan pagando más. "A una mujer que la noté con dudas le pregunté: «¿Usted cree?» Como dijo un sí tardío le respondí: «Entonces son 12 sesiones, porque tengo que sensibilizarla y romper la incredulidad. Y asi llegará a su sanación». En cambio, si creía le salía más barato", reflexiona.

Plantas sagradas

Las técnicas difieren entre chamanes y culturas chamánicas. Algunos utilizan plantas, otros cantos o hierbas medicinales. Dependiendo del problema que se trate o de la dolencia espiritual a abordar.

En la última década, Argentina vivió el fenómeno de la expansión de una pócima de plantas amazónicas conocida por su nombre quechua "ayahuasca". Ese mágico brebaje que hasta hace unos 50 años sólo circulaba entre los pueblos originarios de la selva, hoy se puede ver en los medios de comunicación masivos, redes sociales, y sitios web y hasta se ofrecen en talleres terapéuticos, sesiones religiosas o excursiones turísticas. En Rosario, localidades vecinas y en las islas entrerrianas del otro lado del Paraná son frecuentes las reuniones para realizar la toma de esa poción.

"La ayahuasca sirve para adquirir información del paciente y sanarlo. Hay un gran auge en Estados Unidos, Barcelona y llegó hace tiempo a Buenos Aires y Rosario donde mucha gente busca tener la experiencia pero hay que aclarar que no todo el mundo está preparado para una medicina de este tipo que para muchos es muy sanadora", explicó Viegas.

Según Viegas, los estudios científicos demuestran que la bebida –que contiene la fantástica molécula DMT– "genera un estado ampliado de conciencia durante el cual pueden emerger contenidos emocionales inconscientes y reprimidos de carácter biográfico, manifestarse imágenes transpersonales y transculturales, o lograrse la sensación de conciencia expandida".

"Para los nativos se trata de una planta maestra que, lejos de facilitar alucinaciones, ayuda a percibir la realidad tal cual es, otorga sanidad, fortaleza espiritual y confrontación profunda con los abismos psicológicos, y permite a los chamanes que la emplean hacer diagnósticos, tratar dolencias o formular presagios", sostiene el antropólogo y miembro de Mesa Verde.

Hay especialistas que combinan la medicina tradicional indígena, la psicología y la terapia occidental para el tratamiento exclusivo de las adicciones a través de la planta.

"Hay experiencias que empezaron tímidamente hace 20 o 30 años y ya cuentan con un 60% de recuperación como es el caso de algunos trabajos en Perú. Incluso, el Estado de Brasil está financiando experiencias existosas con uso de la ayahuasca en el tratamiento de las adicciones, sobre todo, en poblaciones como San Pablo donde el consumo del crack alcanzó porcentajes elevados", concluyó Viegas.

FUENTE: http://www.rosario3.com/noticias/noticias.aspx?idNot=125095&De-a-poco,-los-chamanes-llegan-a-la-ciudad

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